El lance ligero o spinning es una técnica muy utilizada en nuestras costas en todas sus variedades y podremos tentar a todas las especies de depredadores que abundan en nuestros mares: bailas, lubinas, jureles, corvinas, palometas, dentones, chovas, etc.
Los depredadores tienen comportamientos diferentes dependiendo de la especie y de la edad de los ejemplares. Por ejemplo, las chovas, corvinas y lubinas adultas suelen ser individuos solitarios, y las bailas, lubinas jóvenes, jureles y palometones, tienen más bién un comportamiento gregario y nadan en cardúmenes. Estos comportamientos deben de ser tomados en cuenta a la hora de ir de pesca.
Una vez decidido que especie es la que vamos a capturar, llega la hora de elegir el equipo y el montaje a utilizar. Para el caso de los peces gregarios, cualquier sistema de los que vamos a exponer aquí es válido.
Para las especies que se mueven en cardumen, dos cosas a tener en cuenta y que son signos de actividad evidente de los depredadores: los pájaros comiendo, lanzándose al agua en un punto concreto, y las manchas negras en movimiento que se vislumbran en el agua, formadas por pececillos y que de vez en cuando pareciera como si se fragmentaran.
Si los peces se encuentran a una distancia inferior a 60 mts. el equipo constará de una caña de 2,50 a 3 mts. para lances de hasta 40 gramos y con un carrete con un ratio de recuperación de 5,2:1 a 6:1 (el primer número indica la cantidad de vueltas que dará el pick-up por el segundo número que indica las vueltas de manivela, que siempre será 1) con una capacidad de 200 mts. de hilo de 0,30 mm. Si queremos alcanzar longitudes superiores, deberemos optar por un equipo de lance semipesado, con una caña de 3 a 4 mts. con acción de hasta 80 gramos y un carrete con capacidad para 250-300 mts. de 0,30.
Es el momento de probar en superficie, con un montaje de buldó o bombeta de 25 a 45 gramos, con 1 ó 2 muestras de anguilón, lanzando unos metros por detrás de los peces y comenzando a recuperar lentamente, intercalando la recuperación con pequeños golpes de muñeca que harán que nuestros señuelos avancen a pequeños tirones.
En el caso de que el éxito no sea el esperado, se hace imprescindible el cambio de aparejo por uno plomado de 3 ó 4 anguilones en rosario, realizando una recuperación un poco más rápida que en el caso anterior para hacer que nuestros señuelos naden a medias aguas. No deberemos esperar capturas de gran tamaño pero si abundantes.
Si decidimos probar suerte con peces más grandes y solitarios, como en el caso de las lubinas, tendremos más posibilidades si probamos en zonas rocosas y acantilados, en las zonas espumosas a las que se acercan a comer pequeños peces y crustáceos adheridos a las piedras, o desde la playa, lanzando justo por detrás de la línea donde rompen las olas y en las desembocaduras de ríos y arroyos, poniendo aparejos con señuelos más grandes, (cucharillas, minnows, paseantes o pikies de buen tamaño), solos en montaje simple o en tandem, combinados con pequeños anguilones simulando la huida de un pez pequeño que está siendo perseguido por uno más grande.
El amanecer se presenta como la mejor hora para su pesca, junto con el atardecer, lo cual no significa que tengamos que desdeñar las horas centrales del día, si bien es cierto que se reducen considerablemente las posibilidades de obtener alguna captura.
Respecto a las mareas y condiciones meteorológicas óptimas para el lance ligero, puedo decir que he escuchado comentarios de todo tipo argumentando cual es el mejor momento, la marea y el viento que hacen que piquen mejor.
Por experiencia propia, puedo decir que mis mejores y más abundantes capturas las he disfrutado con la marea subiendo (he visto corvinas de 15 kg. o más acercarse a escasos metros de la playa, persiguiendo a las lisas como si de torpedos se tratasen, en La Caleta), aunque otros dicen que es mejor el proceso de bajamar.
En cuanto al viento, en la zona donde suelo pescar, que es la bahía de Cádiz, después de un par de días de levante fuerte, la actividad de las bailas y lubinas se vuelve frenética los dos días siguientes. Con viento de poniente no he tenido jornadas dignas de mención y, sin embargo, algunos pescadores argumentan que es mejor este viento, un poco más frío, que hace que los peces se muevan más.
Destacar como zonas buenas, la desembocadura del Segura, en Guardamar; el espigón y la playa de Valdelagrana, en el Puerto de Santa María; la desembocadura del río San Pedro, en Puerto Real; la Punta del Boquerón, en la playa de Camposoto, San Fernando, junto a la desembocadura del caño de Sancti-petri; los Corrales de Rota; el Puerto de Cádiz, en la zona cercana a la Punta de San Felipe; la zona de Torregorda, entre Cádiz y San Fernando, en la zona militar; la calas de Conil, entre el puerto pesquero y Fuente del Gallo. Naturalmente, no nos podemos olvidar de la mejor zona de pesca de la lubina, que no es otra que el Cantábrico en toda su costa, y más concretamente la costa asturiana, siendo una de las especies más buscadas por los pescadores ribereños.