LA PESCA DE BARBOS CON MOSCA SECA

hormiga1Como ya sabemos, el barbo es la especie autóctona más abundante en los ríos y embalses de la Península Ibérica.

Con los primeros días soleados de la primavera, cuando las aguas empiezan a calentarse y los insectos a eclosionar, los barbos comienzan a comer en la superficie y nosotros a pescarlos. Según avanza la estación, la temperatura va subiendo y después de una tormenta, el aire se llena de hormigas de ala que caen accidentalmente en el agua, siendo el mejor momento para pescar, puesto que la actividad de los peces se vuelve frenética.

Su época de freza se extiende hasta primeros de junio y el barbo pierde gran parte de la cautela que lo caracteriza para alimentarse vorazmente. En verano, al amanecer, los podemos ver comer en las playas de los embalses y al atardecer, en el momento de máxima eclosión de insectos, veremos grupos de ellos a lo largo de toda la orilla y cualquier muestra que pongamos a su alcance, será succionada inmediatamente. En esta época, en las horas centrales del día, lo mejor es que intentemos su pesca por debajo de la superficie, en el fondo. A principios de otoño, vuelven las hormigas de ala a volar y cualquier imitación de este insecto que presentemos, es garantía de éxito. Con el frío, viene también la inactividad de los barbos, momento que deberemos aprovechar para guardar nuestros equipos y esperar que vuelva la primavera.

Para localizarlos, buscaremos en las tablas de corrientes lentas y poco profundas, en las salidas de las corrientes formadas por la caída del agua de las presas, en las playas de los embalses y en las desembocaduras de arroyos, sobre todo en época de freza. .

Si queremos tener un mínimo de probabilidades de pescar, debemos proceder con cautela.

El barbo es un pez muy asustadizo y cualquier movimiento brusco, sombra o ruido, puede hacer que se produzca la huida y no volvamos a verlo más. Debemos proceder con cautela.

barboms1Los lances deben ser precisos porque para que tome nuestro engaño, prácticamente hay que ponerle el señuelo delante de la boca y la posada de la mosca tiene que ser totalmente natural, sin chapoteos de la línea.

Respecto a los señuelos, dado que es muy voraz, podremos utilizar desde cualquier mosquito que abunde en la zona, hasta imitaciones de escarabajo, prestando mayor atención a las imitaciones de mariposas y polillas de pequeño tamaño y a la infalible hormiga de ala. Cuando veamos a los barbos “pasear” por la superficie y rechazar nuestras muestras, podemos intentarlo con emergentes.

No necesitamos lances largos, así que tampoco necesitaremos cañas excesivamente potentes, para líneas del 5 o 6 será suficiente y además podremos disfrutar de su pesca al máximo. Como bajo de línea, utilizando sedales de 12 y 14, conseguiremos una buena presentación de la mosca, pero, debido a la potencia de la picada, corremos el peligro de que se parta, por lo que aconsejamos utilizar sedales de 16 y 18, intentando que la posada sea lo más suave posible. No nos olvidemos de una buena reserva de backing.

En el momento de la picada, la clavada debe ser seca y corta, sin brusquedades, soltando carrete y manteniendo la línea tensa en cuanto notemos que el anzuelo ha clavado. Si la captura es de buen tamaño, debemos estar preparados para una lucha larga y agotadora. Tenemos que ser conscientes de la capacidad de resistencia de nuestro equipo, el barbo no es un pez que se agote fácilmente y hemos de esperar continuos tirones y carreras que pondrán a prueba nuestra paciencia.

Como zonas de pesca, nombrar el embalse de San Juan, en San Martín de Valdeiglesias (Madrid), el embalse de Burguillo, en el Tiemblo (Ávila), el embalse de Cíjara, en Helechosa (Badajoz), el río Tajo, en Aranjuez (Madrid) y el Tajo en el Puente de el Arzobispo (Toledo).

Podemos asegurar que la pesca a mosca de este ciprínido puede llegar a ser tan apasionante como la de la trucha, y nos servirá para quitarnos el “mono” en épocas de veda.Pesca de barbos con mosca seca

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